Siempre que viajamos a una ciudad que nunca hemos visitado nos suelen surgir preguntas: ¿Dónde comer?, ¿Dónde aparcar?, ¿Qué tiempo hará? Y sobre todo, y por lo que estamos aquí ahora mismo leyendo este blog, ¿Qué podemos ver?, ¿Qué se puede visitar?
Es verdad que Córdoba no es una ciudad especialmente grande. Nosotros, los cordobeses, decimos que tenemos una ciudad muy “recogidita”. Todo está bastante a mano y no es una ciudad en la que los desplazamientos sean muy pesados o largos. Pero que eso no engañe a nadie, que tengamos una ciudad relativamente pequeña no significa que no haya mucho para ver, al contrario. Nuestra ciudad cuenta con infinidad de monumentos de diferentes épocas que conforman un patrimonio amplio y variado que no se puede ver en dos días, ni en tres...
Nuestra intención con este artículo es la de orientar a ese visitante que viene a Córdoba por primera vez, y quiere saber qué opciones tiene, pero también va dirigido a esos repetidores que vuelven a la ciudad a seguir visitando lugares que la primera vez no tuvieron tiempo de visitar.
Como dije antes me gustaría destacar el hecho de que existan repetidores. Una persona no vuelve a visitar una ciudad que no le ha gustado. Os puedo asegurar que tenemos cientos de visitantes que te cuentan que vinieron hace meses y el sabor que les quedó fue tan bueno que en lugar de elegir un nuevo destino, se han visto casi obligados a volver, para seguir disfrutando éste. También los hay que vinieron hace años y quieren recordar la ciudad. Y los que a mí más me gustan: los señores que hicieron la “mili” aquí, en Cerro Muriano, y quieren traer a su familia a que vea esa ciudad de la que tanto les ha hablado. Córdoba es una ciudad que enamora, que engancha, que te deja maravillado desde el momento en el que la pisas.
Esto es algo que tiene una explicación muy sencilla: Córdoba supera las expectativas. La gente sólo conoce la Mezquita, la famosa Mezquita de Córdoba, pero mucha gente ignora la gran cantidad de patrimonio del que disponemos.
Cuatro títulos de Patrimonio Mundial de la Unesco, La Mezquita en 1984, el Conjunto del Casco Histórico en 1994, El Concurso de los Patios de Córdoba en 2012 y Medina Azahara en 2018 forman el podio de reconocimientos.
Sin tal reconocimiento, pero igualmente sorprendentes nos encontramos a pie del río Guadalquivir con el Alcázar de los Reyes Cristianos, o cien pasos más adentro la Judería, con su conjunto de calles serpenteantes que hacen que te sientas perdido pero a su vez fascinado. Plazas, callejas, templos, casas, palacios, y un sinfín de lugares que enamoran al viajante y que lo atrapan en las calles de nuestra Córdoba milenaria.
Nos motiva que nuestra ciudad guste, nos encanta que, además, que la visitéis con nosotros, ya que tenemos opciones para visitar lugares que el turista no podría ni imaginar que existen. ¿Os lo vais a pensar?
Cada uno de estos lugares necesita una mención especial, así que me vais a permitir que mime un poquito a nuestros monumentos y que os los presente, porque no merecéis menos, ni ellos tampoco.
Cuando estamos en nuestro punto de encuentro (Plaza del Triunfo), a los pies del monumento más famoso de la ciudad, mucha gente nos pregunta que dónde está la Mezquita, que van para allá. Todos hacemos lo mismo, nos giramos, y señalamos con el dedo. Justo a nuestra espalda, delante de las narices de esa persona está el muro sur de la Mezquita de Córdoba. La gente la tiene delante y no lo sabe.
Esta suele ser la presentación para mucha gente que entra desde el sur de la ciudad, y ahí empieza la sorpresa. Yo siempre lo digo en los distintos free tours, es la joya de la corona, es el imán que atrae a la gente a la ciudad. La puedes ver en fotos, en vídeos, en postales. Te puedes hacer una idea de cómo es. ¿Quién no tiene la imagen de cientos y cientos de arcos rojos y blancos poblando el interior del edificio? Todos estáis pensando: ¡Es verdad! Pues ya os digo que por mucha idea que la gente traiga, que por muchas expectativas que te hayas hecho, la Mezquita de Córdoba siempre lo supera.
Es un edificio que impacta, que emociona, que sorprende, que descoloca y que deslumbra a quien lo visita.
Estamos hablando de un edificio iniciado a finales del siglo VIII, y que se finaliza en el XVIII, además de ser continuamente restaurado y conservado. Estamos hablando de un lugar en el que desde su origen han convivido dos religiones, dos culturas, dos mundos, dos arquitecturas, y que, además, es algo que perdura hoy.
Os prometo que es difícil de asimilar incluso si algo te has informado ya sobre ella, por eso siempre os invitamos a que nos acompañéis en nuestras visitas guiadas al edificio. Contamos con visitas en varios idiomas, y en dos horas os mostramos la historia de un edificio que merece toda la atención que una persona puede prestar. Al ser tan grande y tan compleja tenemos varios tours para elegir, hay gente que quiere ahondar más, y otras personas que se sienten tan impactadas que prefieren algo más distendido o combinado con otro lugar, como el Tour Mezquita de Córdoba y Judería que también ofrecemos, para poder asimilar bien el esplendor del lugar.
Nosotros intentamos ayudaros a encajar ese inmenso puzle que es la Mezquita, os damos las claves para unir todas las piezas y que al final de vuestra visita lo enmarquéis para un recuerdo increíble. Hay mucha gente que viene varias veces porque, como hacer puzles, el edificio es adictivo.
Os puedo decir que yo la habré visto, disfrutado, guiado, cientos de veces, y la sigo descubriendo cada vez que voy. Siempre hay un detalle nuevo, algo que habías pasado por alto, cosas por descubrir. Sin duda, es algo único en el mundo e irrepetible hasta el día de hoy.
Vamos a desplazarnos ahora unos kilómetros al noroeste de la ciudad, 8 kilómetros aproximadamente. A los pies de Sierra Morena, en frente del polígono industrial que tiene el Leroy Merlín o el Decathlon (así lo ubica uno mejor), podemos encontrarnos el Conjunto Arqueológico de Medina Azahara.
Tengo que confesaros que no puedo ser objetiva con este lugar. Para mí es, dejando aparte la Mezquita, el lugar con más magia de la ciudad. Ojo, es un yacimiento, cuando vais allí no vais a encontraros lo que llegó a ser en su día, vais a ver un yacimiento arqueológico en el que se sigue trabajando a día de hoy. Por eso siempre recomendamos, encarecidamente además, que esto lo hagáis con visita guiada, de día o de noche.
Somos amantes empedernidos de este lugar, sabemos sacar el jugo, la magia, sacamos la vida del yacimiento y os devolvemos a su época original. Se puede ir tanto en bus como en coche y nada más llegar al parking, lo primero que hay que hacer es echar un vistazo alrededor y situarse. Encontramos un edificio semienterrado, es el centro de visitantes. Ahí se sacan los tickets para el museo y para entrar al yacimiento una vez que subes. Sí, hay que subir para ver la verdadera ciudad. Todo este proceso es un poco lioso, pero cuando venís con nuestro Tour Medina Azahara, nos hacemos cargo de todo, desde recogeros en Córdoba en el autobús, hasta dejaros nuevamente en la ciudad después de tres horas de disfrute garantizado.
Medina Azahara, la ciudad brillante, el Versalles cordobés del siglo X. Construida por el primer Califa de Córdoba Abderramán III y lugar de nacimiento de los siguientes califas.
Cuna de las artes, las ciencias y la innovación de Occidente en su tiempo y ciudad impenetrable y sin ninguna duda imposible plantearse un ataque por todo el poder que llegó a ostentar.
La corte califal se traslada a esta ciudad de nueva construcción y parte de la administración y el funcionariado también, por lo que podemos decir que la ciudad palatina llegó a ser el centro neurálgico de Occidente a partir del siglo X.
Historias, anécdotas, fotos increíbles y una experiencia para no olvidar es lo que vais a llevaros si decidís visitar de nuestra mano este lugar. Cómo vivían, quién residía allí, cómo se desarrollaba el día a día, protocolos, arquitectura, arte, romances, traiciones, luces y sombras componen la temática de nuestra ruta.
Abierto todo el año y con visitas nocturnas que también ofertamos en verano. Si yo tuviera que elegir algo para ver en la ciudad a parte de la Mezquita, Medina Azahara sería una apuesta segura.
Volviendo a la ciudad, encontramos otro de los lugares típicos y más visitados, en este caso, un barrio. El famoso barrio de la Judería Medieval.
Calles laberínticas en las que perderse no es nada angustioso, al contrario, despistarse en la judería es una experiencia que merece la pena de principio a fin. Estamos hablando de un barrio centenario en el que podemos encontrar desde las típicas calles estrechas y serpenteantes hasta la sinagoga más antigua de Europa.
Es un barrio más pequeño de lo que la gente se imagina, ya que popularmente se conoce la judería de Córdoba como todo el alrededor de la Mezquita, aunque realmente esto no es así. Fueron una decena de calles en las que habitaron los cordobeses judíos entre los siglos XIII y XV, cuando se produjo su expulsión.
De esta forma nos encontramos un barrio lleno de contrastes y originalidad.
Su punto clave es la Sinagoga. Tenemos tres sinagogas antiguas en España, dos en Toledo y otra la nuestra, con restos de la decoración y la estructura original, lo que la convierte en un lugar acogedor y fascinante.
Pero no sólo eso, la judería es mucho más. En su seno encontramos varios museos, como el taurino en la antigua Casa de las Bulas, o la Casa Sefarad, un espacio dedicado a mostrar cómo vivían los sefardíes en España. Además de eso, un personaje célebre en todo el mundo tiene su hogar aquí. Hablamos de Maimónides, famoso judío cordobés que llega a ser un médico y científico reconocido en su tiempo. Su estatua en bronce escondida en una pequeña placita camino a la sinagoga protagoniza un punto imprescindible en la calle Judíos.
El Zoco Municipal de los Artesanos y su patio, la Capilla Mudéjar de San Bartolomé o la Calleja del Salmorejo Cordobés son otros de los lugares que uno no se puede perder en este barrio tan singular y conocido. También es ideal para todos aquellos fanáticos de comprar algo de recuerdo. Decenas de tiendas de souvenirs para todos los gustos se alternan con bares, restaurantes y monumentos para completar la judería cordobesa.
Justo cuando sales de la Judería hacia el sur, dejando a tu espalda el restaurante Almedina, te encuentras con un paseo que baja hacia el Alcázar de los Reyes Cristianos. Una fortaleza cuyo terreno milenario ha acogido desde un centro de aduanas en periodo romano o el antiguo Alcázar emiral, hasta la vivienda de los mismísimos Isabel y Fernando, los Reyes Católicos o incluso una cárcel.
El Alcázar es una fortaleza compuesta por varias salas, torres, jardines y también unos baños inspirados en los típicos hamman. Todas estas partes del edificio tienen una o más historias que contar, y aunque a través de sus paredes se mezclen los siglos y las civilizaciones, no deja de tener un “algo” especial que te cautiva.
El Salón de los mosaicos, expone una serie de mosaicos originales romanos de los siglos III y IV después de Cristo en perfecto estado de conservación. Además este salón, hoy además de sala expositiva, lugar de celebración de charlas o bodas, fue en su origen la capilla del Alcázar.
Las torres dan unas vistas fantásticas al conjunto del monumento y hacen que trabajemos varios músculos del tronco inferior, así ahorramos en gimnasio y quemamos calorías, que luego todos queréis comer salmorejo y rabo de toro.
Y algo que, bajo mi punto de vista, le da el gran impacto visual que tiene el edificio, son, sin duda alguna, los jardines. Un conjunto de jardines, en su mayoría de estilo versallesco, reproducidos en los años ochenta, dejan perplejo al visitante. Si alguien encuentra algo austero el interior del edificio, los jardines compensan totalmente el aspecto decorativo del monumento. Cuidados todo el año, con ejemplares en flor en cada una de las estaciones, los jardines del alcázar deslumbran a cualquiera que los pise. Fuentes, olores, colores e incluso en alguna ocasión algún animalillo dan el toque perfecto a los exteriores del conjunto real.
Dejaos llevar por este edificio en nuestro Tour Alcázar de los Reyes Cristianos, o si sois de los aventureros no os penséis hacer el que llamamos Tour Córdoba a Fondo. Como su nombre indica es un intensivo de cuatro horas compuesto por Mezquita-Catedral, Judería, Capilla Mudéjar y Alcázar para visitar en una mañana varios de los monumentos imprescindibles de la ciudad.
Tan sólo una calle separa al alcázar de uno de los barrios más auténticos de la ciudad de Córdoba: el barrio del Alcázar Viejo, también llamado de San Basilio. Un lugar repleto de historia, pero también de un encanto difícil de encontrar en otros lugares.
Siempre que estoy allí en alguna ruta le digo lo mismo a la gente que me acompaña: si cerraramos los ojos en algún punto de Córdoba y nos trasladaran aquí, la mayoría diría que ya no estamos en la ciudad. San Basilio parece un pequeño pueblecito que se ha quedado parado en los primeros años del siglo pasado, por su arquitectura, su estética, su ambiente y su vecindad. Muchos aseguran viajar al pasado en este sitio, y es que eso es precisamente lo que nosotros queremos.
Elegimos este barrio en su día para hacer el Tour Patios de Córdoba, porque San Basilio nos ofrece la posibilidad, digámoslo así, de parar el tiempo. Podemos traer esos años de vida en el pueblo, con sus tradiciones, sus costumbres, sus gentes, sus colores y olores, a nuestro presente.
San Basilio y sus famosos patios nos brindan la posibilidad de explicar y entender porque el concurso de patios recibe el título de Patrimonio por la UNESCO en 2012, y os aseguro que todo el que visita el barrio se va encantado de allí.
Estamos hablando de casas patio tradicionales que se han mantenido hasta el día de hoy casi intactas o muy bien restauradas y conservadas y que ofrecen la estructura típica de casa-patio en la que se ha vivido en común desde hace cientos de años. Esta forma de vida, la de compartir espacios comunes con el resto de vecinos del patio, se solía ver prácticamente en todo el mundo hasta hace casi un siglo, pero no resulta tan común encontrarla hoy en día. Córdoba si te da esa posibilidad.
Los patios que enseñamos están habitados por la gente que los cuida y los mantiene, no son jardineros contratados para la ocasión, son vecinos que han decidido mantener la tradición de vivir en una casa patio con todo lo que eso implica. Además, los dueños de estas casas lo llevan tan adentro que en cualquier estación del año se puede ver en su casa una gran variedad de flores, plantas y árboles, de manera que los patios nunca decepcionan.
Hay gente que nos pregunta en invierno, o en pleno verano si merece la pena hacer el tour de patios, creyendo que van a encontrarse con plantas secas y una vivienda en un estado decorativo decadente. La respuesta suele ser la misma: ¡Por supuesto que merece la pena! Es más, yo diría que es mejor, y os explico el porqué. Cuando uno visita un patio en primavera, está en todo su esplendor y te encuentras un mini jardín botánico en cada casa, pero es algo que está dentro de las expectativas y que muchos conocemos por televisión. Sin embargo, en invierno o en verano la sorpresa es tremenda. En lugar de encontrar un patio seco y soso, el visitante entra en un patio lleno de vida, verde, con flores, colorido y muy cuidado. Incluso en verano con las altas temperaturas un patio no te decepciona, al revés, te enamora al superar cualquier idea preconcebida.
Los vecinos y dueños de los patios han sabido conservar la tradición y la forma de vida centenaria que se encuentra tras estas paredes y la mantienen hasta la actualidad, de modo que se convierten en pequeños expertos en botánica y jardinería para mantener sus casas como verdaderos vergeles.
Yo siempre digo: todos los patios son iguales, pero todos son distintos. Si venís a visitar la ciudad, no dejéis los patios atrás porque os llevaréis una grata experiencia. Los patios no solo son flores, los patios simbolizan y plasman la tradición y el culto a la flor que siempre ha tenido nuestra ciudad y que continúa hasta nuestros días, con todo lo que eso implica.
Cuando nos metemos en internet y escribimos “Córdoba” en el buscador, siempre vamos a encontrar la misma imagen. Desde la ribera sur del río Guadalquivir, mirando hacia el norte una visión clarísima, la tengo ahora mismo en la mente: primer plano de la Torre de la Calahorra, seguido del puente Romano que conecta ambos lados del río, para entrar por la Puerta del Puente y ver la gran Mezquita de Córdoba.
El Puente Romano y su entorno suele ser una de las primeras impresiones que la gente se lleva de la ciudad, y es uno de los puntos clave del casco histórico. Podemos situar la Plaza del Triunfo como epicentro de un día de turismo. Esa plaza, justo entre la Puerta del Puente y la Mezquita, es además un lugar muy querido para nosotros, ya que es el punto de encuentro de varias de nuestros free tours.
Justo desde allí, desde la plaza, se tiene una vista panorámica de parte de nuestro casco histórico. Hacia el norte la gran Mezquita de Córdoba, hacia el sur la Puerta del Puente, el Puente Romano y el entorno del río con sus molinos y su noria, al oeste el Alcázar de los Reyes Cristianos y el barrio de San Basilio, y al este la zona de la Axerquía, de la que hablaremos más adelante.
Otro monumento que llama la atención, y que está justo en la plaza, es más, que da nombre a la plaza, es uno de los triunfos de San Rafael que hay repartidos por la ciudad.
El arcángel San Rafael es todo un icono en Córdoba, tanto es así, que la mayoría de visitantes piensa que es el patrón de la ciudad. San Rafael es el arcángel custodio, nuestro protector.
Pese a eso tiene tanta fama que incluso el festivo municipal de la ciudad está dedicado a su figura en lugar de a los patrones. Este triunfo, es el más grande y monumental de todos y es uno de los puntos iniciales de nuestro free tour monumental, con punto de encuentro en la misma plaza. El Puente Romano y el entorno del río también serán objeto de explicación en este free tour, que hará un recorrido de dos horas abarcando parte del casco histórico de la ciudad.
Este free tour se realiza de día y muestra además del entorno de la mezquita, el famoso barrio de la Axerquía cordobesa.
Obviamente en una ciudad puedes ver todo de día y todo de noche, pero en este punto queremos ser algo más prácticos. Y yo creo que en este caso, ser práctico significa además de aprovechar la buena luz o el encanto del atardecer, no morir de calor. Así que os daré recomendaciones según épocas del año de que ver o que dejar para más tarde.
Disfrutar de un paseo diurno por nuestro casco histórico es algo que yo recomiendo encarecidamente. Si eres de esos turistas previsores que buscan en internet y en los mapas qué visitar y te haces tu propio recorrido, genial, vas a descubrir un casco histórico fantástico, pero aún así seguro que no le sacas todo el provecho posible. Pero para eso estamos nosotros, hemos diseñado un free tour diurno, el free tour por el Centro Histórico, con el que vemos y paseamos por lugares históricos, encantadores e incluso anecdóticos de nuestra ciudad.
Algunos de estos lugares son los alrededores de la Mezquita, callejas con un encanto abrumador, como la Calleja de las Flores o la Calleja del Pañuelo, ambas muy buscadas y muy fotografiadas por los visitantes. Y he dicho buscadas, pero no encontradas, hay que conocer bien este barrio para dar con ellas, aunque puedes ser de esas personas con suerte y encontrarlas por casualidad, ¿Quién sabe? Eso es parte de la personalidad de Córdoba, que hasta sin saber dónde estás, ves lugares inigualables.
La Plaza del Potro, antigua plaza medieval donde se celebraban ferias de ganado y lugar de encuentro entre el río y las murallas, con la fuente coronada por el potro rampante que le da la personalidad pero no el nombre. Allí mismo la Posada del Potro, hoy Centro de Interpretación del Flamenco en Córdoba, con conciertos en directo y gratuitos y una originalidad atípica de esta zona. Dejando esta plaza atrás, y andando no más de cinco minutos, nos encontramos también con la Plaza de la Corredera, una auténtica plaza “mayor” de estilo castellano, en la que yo sí que os recomendaría tomaros un “coffe con leche”, ya que los precios son muy populares y no dejaréis de disfrutar cada sorbo con las vistas y la vida que tiene este emplazamiento.
Recordad que las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde son las mejores para disfrutar de una buena temperatura y una luz preciosa para visitar estas zonas en verano. El resto de las estaciones son bastante benevolentes con el clima y cualquier hora de luz será apropiada para deambular por nuestra Córdoba.
Aunque tenemos visitas nocturnas durante todo el año, como nuestro Free Tour Nocturno o el Free Tour Teatralizado, es en verano cuando se amplían las posibilidades ya que además contamos con el Tour Nocturno a Medina Azahara de martes a sábados.
Hay personas que prefieren visitar las ciudades por la noche, ya no sólo por el clima, también por la tranquilidad y sobre todo por el encanto que la iluminación le da al entorno, que puede hacer incluso que una ciudad parezca otra con la puesta del sol.
Pasear por la ribera es una de las cosas que yo suelo recomendar más, bordear el río hasta llegar a la altura del Puente Romano y la Mezquita, punto protagonista de nuestro casco. Pero lo que nadie se puede perder está justo al otro lado. Hay que cruzar el Puente Romano hasta el final, os saludará por el camino un San Rafael repleto de velas encendidas por feligreses que no lo dejan en la oscuridad ni una sola noche. Justo al final del puente tendréis que rodear la Torre de la Calahorra hacia la derecha y os encontrareis un mirador que os deja una de las vistas más impactantes de la ciudad. La misma foto que recomendé al principio (puente, puerta y Mezquita), la encontraréis ahora iluminada de una forma magistral que sin duda no os dejará indiferentes.
Otro de los puntos más alabados en la noche es el paseo por la calle Qairuán, paralela al tramo oeste de muralla que encierra la judería cordobesa. Con sus albercas, su flora, sus olores a jazmín y dama de noche y su iluminación cálida y tenue embriaga a todo aquel que decida cruzarlo. Al norte la custodia el filósofo cordobés Séneca y al sur Averroes, médico y filósofo andalusí. En definitiva se trata de un paseo para los cinco sentidos.
Si el espíritu de algún califa cordobés me concediera algún deseo, sería el de poder ver Córdoba con los mismo ojos que todos los que nos visitáis por primera vez. Porque además de guía, también soy turista en mi tierra y en las de otros, y me apasiona descubrir los encantos de los lugares que visito. Por suerte soy cordobesa, por desgracia, no podré descubrirla por primera vez nunca más. Por eso la disfruto cada día mostrando sus encantos a los que sí que tenéis ese privilegio.
Me confieso enamorada de una ciudad en la que edificios milenarios te cuentan su historia, en la que los sabores se quedan grabados en tu paladar y hacen que no dudes en repetir el menú una y otra vez. Una ciudad en la que las tradiciones traspasan los muros con sus flores derramadas por los patios y olores que jamás se olvidan. Su gente jamás dudará en echar una mano al visitante perdido e incluso acompañarlo al lugar si no es muy lejano.
Arte, vida, tradición, historia, sueños de califas plasmados entre muros y calles que se graban en la retina, pero también en el corazón, porque Córdoba la llana es sultana y es mora, cristiana y judía, y como dice la canción del grupo Medina Azahara, “Que aquel que viene nunca se va”.